La ministra Díaz insiste en que reformará el sistema para que la Inspección pueda hacer un control remoto y que endurecerá las sanciones
Hace exactamente cinco años, el 12 de mayo de 2019, entró en vigor la obligación para las empresas de llevar un registro horario que marque bien la hora de inicio y finalización de la jornada, así como los descansos. La norma estaba llamada a ser una gran revolución para evitar los abusos, pero un lustro después hay serias dudas de su eficacia. «Mi vida sigue exactamente igual. Yo no ficho y hay semanas que he llegado a meter 95 horas», ironiza Maite, cocinera en un restaurante vizcaíno. «Nosotros metemos en el sistema las horas pactadas porque en este sector no se pagan las horas extras, tienes que sacar el trabajo adelante y punto», explica Teresa, de una correduría de seguros. «Yo tengo una aplicación de móvil que solo me deja fichar por la jornada pactada», añade una trabajadora de una empresa de ‘catering’.
Son solo un puñado de experiencias con el registro horario que reflejan su escaso impacto. En la mayoría de los casos se ha convertido en un mero formalismo por el que los empleados rellenan los datos de entrada y salida con el horario pactado para que la empresa no tenga problemas. La propia ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, reconoce que la regulación implantada por su antecesora, Magdalena Valerio, no está funcionando como se esperaba y promete cambios.
«Estamos trabajando para implantar un sistema digital que permita a la Inspección realizar controles en remoto con objeto de conocer en tiempo real las horas que se están haciendo», señaló esta misma semana al tiempo que aseguró que la reforma estará lista antes del verano. La vincula a la reducción de jornada desde las 40 horas semanales ahora vigentes hasta las 38,5 este año y las 37,5 en 2025, un recorte recogido en el acuerdo de Gobierno PSOE-Sumar.
La vicepresidenta segunda también anunció a principios de año que dentro de esta reforma va a endurecer las sanciones contempladas por la falta de registro horario, que van de 751 a 7.500 euros por empresa. Pretende que se aplique esta cantidad por empleado. «Las sanciones son muy bajas y ese es uno de los fallos que tiene la actual regulación», apunta Dani González, secretario de Política Sindical e Institucional de UGT-Euskadi. «Es que al final te puede salir rentable no tener el registro», añade, aunque recuerda que si la empresa no tiene registro el trabajador podrá reclamar con mayor facilidad las horas extraordinarias no pagadas en un juicio.
El otro problema, dice, está en la capacidad de las compañías para manipular el sistema y que solo se pueda fichar por la jornada pactada y no por la real. «Los inspectores de Trabajo ya están demasiado saturados como para revisar los registros. Por eso nos parece muy bien la idea del Ministerio de hacer un control remoto».
La Inspección de Trabajo vasca, que tiene competencias en esta materia, defiende que el registro horario puede ser mejorable, pero ya está siendo un instrumento muy útil. «A nosotros nos ayuda mucho. Si hay una denuncia vamos a la empresa y lo pedimos. Luego lo cotejamos. Si pone que un trabajador se va a las cinco y constatamos durante los días siguientes que a las ocho sigue ahí, levantamos acta de infracción», explica su responsable, Iciar González.
Desde que se implantó el registro horario en 2019, la Inspección de Trabajo ha investigado a 7.725 empresas, la mayoría debido a denuncias sindicales. En un 52% de los casos ha encontrado irregularidades, con lo que a 1.666 compañías les ha sancionado y a 2.362 se les hizo un requerimiento de subsanación. «Hay sistemas que están diseñados para anotar de forma automática la jornada pactada y no la real», confirma González.
Si los medios digitales plantean dudas, aún son más los manuales. «Por eso nosotros negociamos que el convenio de hostelería de Gipuzkoa fuese el primer en recoger el registro telemático. Ahora justo se cumple un año, que es el plazo dado para implantarlo», apunta Mari Cruz Elkoro, secretaria general de la Federación de Servicios Privados de ELA. El sindicato pretende que también el convenio de hostelería de Bizkaia recoja este punto.
El cumplimiento con el registro horario es muy diferente en las grandes empresas y en las pequeñas. «En las pymes hay menos respeto por la norma, sobre todo cuando no hay representación sindical», señala Juanjo López, de CC OO Euskadi. En Zuchetti, empresa especializada en sistemas de control, coinciden en que «las pequeñas firmas van más retrasadas en la adopción de herramientas digitales», según explica Carlos Castellanos, director de Desarrollo de Negocio HR y Nómina. Precisa que hay múltiples métodos, aunque el de la huella digital ha quedado restringido a casos excepcionales. Pero su utilidad sigue estando en entredicho cinco años después.
[Publicado El Correo, 12/05/2024]
Laboral
14 mayo, 2024