Las extinciones se disparan en el periodo de prueba y en la primera fase del contrato y España sigue líder de paro en la UE pese al récord de empleo.
La normativa mantuvo la esencia de la reforma del PP, pero tras su aprobación Díaz ha acometido más de 25 modificaciones sin diálogo social.
La reforma laboral ha cumplido dos años de aplicación, un periodo en el que las empresas a golpe de legislación han dado un giro radical en la forma de contratar. Durante este tiempo, la estabilidad, muy apoyada en los contratos fijos discontinuos y a media jornada ha relegado a las fórmulas temporales ancladas sin embargo en una economía muy marcada por la estacionalidad del turismo.
Los primeros efectos de los cambios que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, logró sacar adelante con el apoyo de empresarios y sindicatos tardaron poco en dar sus frutos. La temporalidad se redujo drásticamente abandonando registros cercanos al 30% y al mismo tiempo comenzaron a despegar los contratos indefinidos pero su duración ha disminuido y con ella la inestabilidad ha echado raíces en el mercado laboral.
«Los despidos han aumentado durante el periodo de prueba y en la primera fase del contrato», asegura a ABC Martín Godino, socio director de Sagardoy Abogados. Celebra que se haya reducido la temporalidad, pero puntualiza que se ha focalizado en el sector privado, no en el sector público, donde está instalada en el 30% más del doble.
En el crecimiento de los contratos estables tienen mucho que decir o fijos discontinuos, la estrella de los cambios de 2021, aunque su sello de identidad es que son más inestables que los fijos tradicionales. «Sus periodos de actividad son muy cortos», resalta martín Godino sobre una figura hasta entonces residual en el mercado de trabajo, que la reforma laboral busco potenciar con un aumento de los supuestos en los que se podía utilizar. Nadie pensó entonces que el trasvase de temporales a fijos fuera a provocar un tsunami de críticas y que el registro de para fuera cuestionando y el Gobierno acosado de maquillar las estadísticas por su falta de transparencia con los datos que Yolanda Díaz se resiste a facilitar.
LA FIGURA ESTRELLA. DÍAZ PATINA CON LOS FIJOS DISCONTINUOS
Los fijos discontinuos no están siempre trabajando, registran periodos de inactividad en los que, en algunos casos pueden estar cobrando la prestación por desempleo, pero no aparecen reflejados en las listas de paro porque se consideran demandantes de empleo ocupados. Por tanto, mientras tienen actividad contabilizan como afiliados a la Seguridad Social y cuando no la tienen no aparecen como dados de alta, pero tampoco como parados. De ahí los líos que la titular de Trabajo se ha hecho en las últimas semanas con los datos. Echo mano de las estadísticas de la EPA en el Senado para asegurar que solo había 55.300 fijos discontinuos inactivos cuando el SEPE, la estadística que controla su ministerio, reflejaba que son 150.000 los que cobran desempleo, un 87% más que lo reconocido por la vicepresidente segunda.
«La estrategia de la reforma ha sido restringir drásticamente el uso de los contratos temporales, pero sin aportar más flexibilidad a los indefinidos dejándonos a los empresarios sin margen de maniobra ante una economía repleta de incertidumbre y cambios. Lo único que se hizo fue fomentar el contrato fijo discontinuo, que no ofrece el mismo nivel de seguridad laboral que los indefinidos tradicionales» explica Francisco Aranda, portavoz de CEIM y presidente de la patronal logística UNO.
Durante los dos años de aplicación de la reforma laboral la ocupación ha escalado hasta la cifra récord de 21 millones, lo que no ha impedido que España siga siendo líder de paro con una tasa del 11,7%. «La reforma ha sido un enorme fracaso porque no ha conseguido que España deje de liderar la tasa de paro en la OCDE, tampoco ha reducido la precariedad laboral y ha obstaculizado la contratación. Básicamente ha restado competitividad a nuestras empresas eliminando la flexibilidad en la gestión del capital humano», asegura Francisco Aranda. «Ni una sola medida salida del Ministerio de Trabajo -dice- ha servido para mejorar la productividad de las empresas.
Pero la verdadera reforma laboral es la que en la sombra está emprendiendo Yolanda Díaz al margen del dialogo social. Como ya informó ABC, desde su aprobación Trabajo ha modificado el marco laboral hasta en 25 ocasiones bien tras pactos con sus socios de Gobierno o bien dando el visto bueno a normas que acometieron los distintos ministerios, lo que ha hecho saltar todas las alarmas entre los empresarios, sobre los que recae el mayor peso de estas modificaciones. Control horario, registro salarial, planes de igualdad, medidas de conciliación, permisos, mayor control de la Inspección en los ERE, la batería de cambios se multiplica. «Los cambios laborales fueron mínimos con la reforma laboral, pero las modificaciones posteriores han generado costes y dificultades a las empresas», explica Martín Godino.
LOS PUNTOS DÉBILES. MENOR CALIDAD DEL EMPLEO INDEFINIDO.
Este cuadro plagado de contrapuntos tiene un reflejo nítido en las estadísticas oficiales que se desprende del balance mensual publicado por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social. En un brochazo grueso sobre el impacto de la reforma, podría parecer que no existen ambages en el éxito de la normativa. Entre el mes de marzo de 2022 -momento en el que entró de facto en vigor la nueva normativa tras una vacatio legis de tres meses en los que se resolvieron los derogados contratos por obra y servicio- y marzo de 2024 la afiliación a la Seguridad Social ha crecido en 1.067.463 cotizantes, un 5,3% más.
Aunque la composición ha mutado radicalmente, suponiendo los empleos indefinidos un 45% de los creados mensualmente, un volumen que triplica al registrado antes de la reforma cuando los fijos apenas suponían un 15% de toda la contratación.
[Publicado ABC, 07/04/2024]
Laboral
16 abril, 2024