Los modelos de Países Bajos, Suecia y Reino Unido han desarrollado con fuerza y eficacia los planes de empleo
España tiene por delante un reto fundamental: garantizar una pensión digna en el futuro, cuando la previsión es que el número de mayores se duplicará. Por eso más que nunca el debate sobre el actual sistema de pensiones -en números rojos desde 2010- está más que nunca en el Congreso -con un Pacto de Toledo que prosigue con sus reuniones pero sin visos de llegar a un acuerdo- y en la calle -donde las movilizaciones para exigir que no se devalúen estas prestaciones siguen vivas-. Una forma de reflexión es mirar alrededor y analizar cómo están encarando este problema demográfico otros países cercanos, en los que se han realizado también reformas para lograr la sostenibilidad del sistema. Países Bajos, Suecia y Reino Unidos son tres modelos de éxito de los que -a juicio de Inverco- se puede tomar buena nota.
Países Bajos
Uno de los más generosos
Tienen un sistema de pensiones formado por una prestación básica de reparto de cuantía fija, destinado principalmente a prevenir la pobreza; un sistema obligatorio de planes colectivos en las empresas (que incluye invalidez, viudedad y orfandad), que cubre a más del 90% de los trabajadores, y un tercer pilar privado y voluntario. Se trata de un sistema totalmente transparente puesto que todos los beneficiarios pueden consultar su información sobre la pensión pública y la de empleo en un registro nacional.
La pensión básica está diseñada para que su tasa de reposición se aproxime al 30% del salario medio y los planes de empleo para completar el 70% restante. De esta forma el objetivo es que se aproxime al 100% del salario para carreras completas y, en la actualidad, consigue alcanzar el 90%, lo que le convierte en una de las más altas de la OCDE y en el país con el menor nivel de pobreza en la tercera edad.
Las aportaciones de empresarios y trabajadores a los fondos de pensiones de empleo suelen estar en torno al 20% del salario; en general, dos tercios lo paga el empleador y un tercio el empleado. La gestión de riesgos de los grandes fondos de pensiones holandeses (más de 400) está sujeta a una fuerte regulación para disminuir su riesgo de quiebra. La cuantía de la pensión básica que reciben se calcula como un porcentaje del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que depende de la situación de cada persona. Así, un jubilado que tenga derecho a percibir la pensión básica completa y viva solo, cobrará una pensión equivalente al 70% del SMI -fijado en 1.578 euros en doce pagas-, mientras que si convive con otra persona se reduce al 50%.
A este respecto, Janwillem Bouma, presidente de PensionsEurope, apuntó -durante el foro de Inverco- que a día de hoy «no hay nada que sea equivocado en el sistema holandés», pero -a su juicio- sí será «necesaria» una nueva reforma «si queremos seguir gozando de esta buena salud que tenemos».
Suecia
Las cuentas nocionales
Hay muchos expertos que ven las pensiones suecas como un modelo a seguir, por tratarse de uno de los sistemas contributivos más generosos de Europa y por ser un ejemplo de diversificación, eficiencia, sostenibilidad y transparencia. Y así lo ha hecho recientemente Italia, que desde 2012 también calcula la cuantía de la pensión basándose en el sistema de cuentas nocionales, unas cuentas virtuales individuales en las que se depositan las cotizaciones que realiza cada trabajador. De esta forma, la cuantía de la pensión se calcula en función de lo aportado a lo largo de toda la vida laboral. Las pensiones públicas se combinan con un sistema obligatorio de planes individuales de capitalización, gestionado por la agencia de pensiones sueca. Los planes de empleo están muy desarrollados y dan cobertura a más del 90% de los trabajadores.
La edad de jubilación es flexible -partiendo de una edad mínima de 61 años-, pero hay que tener en cuenta que las prestaciones se calculan en función de la esperanza de vida en el momento de la jubilación para los nacidos el mismo año que la persona que se jubila. Los suecos contribuyen a su pensión futura con el 18,5% de sus ingresos: un 16% se va a parar al sistema de reparto de cuentas nocionales y el 2,5% restante se destina a uno de los más de 800 fondos de pensiones que -de forma obligatoria- pueden elegir para invertir. La base máxima de cotización se sitúa en los 46.875 euros anuales, de forma que si se gana más de esa cantidad no se va a generar más derechos en pensiones; sin embargo, las bases de cotización del sistema sueco están destopadas, no como en España.
La pensión media sueca se sitúa en 1.740 euros al mes, cuantía que procede de los tres pilares del sistema. Así, 1.210 euros provienen de la pensión pública obligatoria, 350 euros de los fondos de pensiones de empresa y 180 euros de las pensiones privadas. Supone, por tanto, algo menos de la mitad del salario medio en Suecia, que alcanza los 3.280 euros.
En lo que también es una referencia el modelo sueco es en la transparencia de su información sobre pensiones. Todos los trabajadores reciben anualmente un ‘sobre naranja’ en el que se les informa de manera detallada de las aportaciones que han hecho hasta el momento al sistema y de cómo podría quedar su pensión futura.
Reino Unido
Afiliación automática
El modelo británico cuenta con un primer pilar muy débil (la renta mínima apenas representa el 30% del salario medio), pero, a cambio, ha desarrollado un segundo pilar muy amplio y bien financiado. En 2005 el Gobierno laborista creó una comisión para estudiar el problema que se avecinaba con los futuros jubilados y llegó a la conclusión de que se acercaban a un futuro «con pensionistas más pobres que la generación anterior», tal y como explicó en el foro de Inverco Graham Vidler, director de Asuntos Internacionales de la Asociación Inglesa de Pensiones (LPSA). Para solucionarlo, el Gobierno reformó el sistema en 2012, de forma que se inscribiera de forma automática a los trabajadores en un plan de pensiones de empleo, con el objetivo de «conseguir unas prestaciones mejores».
Así, desde entonces, todos los trabajadores entre 22 y 65 años que ingresen más de 10.000 libras al año reciben una inscripción automática a un plan de empleo (tienen un mes para darse de baja si así lo desean), por el que tanto él como el empresario deben cotizar. Actualmente un 5% del salario de los trabajadores va a este fondo, pero en abril de 2019 aumentará hasta el 8% y los expertos piden elevarlo al 12% progresivamente. Y es que todavía se está lejos del objetivo de que la pensión suponga dos tercios del salario. Por el momento, las aportaciones públicas aportan unas 8.300 libras de media y los planes de empleo deberían suponer otras 6.600 libras, frente a un salario medio en torno a 28.000 libras.
«Cinco años después de esta reforma, 1,2 millones de trabajadores se han inscrito con éxito con unas cargas administrativas muy limitadas y con unas prestaciones buenas», apuntó Vidler, que se jactó de que menos del 9% de los trabajadores se han salido del plan automático, por lo que ya hay casi 10 millones de británicos inscritos en este sistema.
[Publicado El Correo, 22/04/2018]
Laboral
7 mayo, 2018