El número de empleadas afiliadas a la Seguridad Social cayó en 727 personas en 2020 y los salarios se han hundido
La crisis del Covid-19 ha asestado un duro golpe al sector de las empleadas del hogar en Euskadi. Hacen labores domésticas, cuidan a niños, a personas mayores… y forman parte de uno de los colectivos más desprotegidos. La pandemia ha supuesto un nuevo paso atrás en sus derechos. En diciembre de 2020, el número de trabajadoras del hogar afiliadas a la Seguridad Social se redujo a 27.855 personas, 727 menos que el año anterior. «En algunos casos se debe a que la persona a la que cuidaban ha fallecido; en otros, a que la economía de los empleadores se ha hundido y han sido despedidas», señala Isabel Otxoa, asesora de la Asociación de Empleadas del Hogar ATH-ELE y profesora de Derecho del Trabajo de la UPV/EHU.
Mientras, se sigue avanzando en la normalización del sector. La Inspección de Trabajo y Seguridad Social llevó a cabo en marzo la primera fase de una campaña con la que logró regularizar la situación de casi 30.000 empleadas del hogar en España. Esta actuación también tuvo su reflejo en Euskadi, donde se actualizaron las bases de cotización de algunas trabajadoras en función del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de 950 euros al mes para empleadas a tiempo completo (en 14 pagas) o 7,43 euros por hora.
Trabajo indicó que en el 97,5% de los casos regularizados se subió el salario declarado y solo el 15% redujo la jornada declarada. ATH-ELE señala que, en algunos casos, esta regularización ha ajustado a la baja los salarios de las empleadas del hogar. «Con todo, hacemos una valoración positiva de esta campaña, aunque aún queda muchísimo por hacer», señala Isabel Otxoa, quien destaca, entre otros extremos, la importancia de que se rectifiquen y actualicen las cotizaciones de los años 2019 y 2020 que estaban por debajo del SMI.
Más de 60 horas semanales
El control de la jornada real de trabajo es otro de los grandes caballos de batalla del sector. Según las estadísticas de ATH-ELE, más del 80% de las trabajadoras internas superan el máximo legal de las 60 horas semanales. «Inspección debería poner la atención en este asunto, también entre las empleadas a tiempo parcial. A ellas no se les puede exigir que denuncien porque están en una situación muy vulnerable, más cuando no tienen una prestación de desempleo ante un despido». Parte del problema se debe a que en los contratos y en el alta de la Seguridad Social no hay forma de indicar si el trabajo es interno o externo, algo que desde ATH-ELE reclaman que se solucione.
La crisis económica también ha traído una caída generalizada en los salarios. «Han bajado muchísimo. Hay ofertas que no llegan ni al mínimo que se debería pagar por 40 horas», apunta Otxoa. Y, de no aceptar esas condiciones, los empleadores buscan a otra persona que sí lo haga, aunque sea recurriendo a la economía sumergida. La última encuesta de condiciones de vida del Eustat muestra que en Euskadi hay 76.000 hogares con servicio doméstico, lo que comparado con el número de cotizantes -cerca de 28.000- da una idea del alto porcentaje de trabajadoras sin regularizar. En ese sentido, ATH-ELE denuncia la existencia de «agencias privadas y plataformas de colocación que intermedian por debajo de la legalidad sin que nadie las controle, publicando ofertas de empleo que no respetan los derechos mínimos».
Pero hay lugar para la esperanza. La puesta en marcha del subsidio extraordinario para empleadas del hogar durante la pandemia y la reciente campaña de regularización hacen pensar a la asociación vasca que existe un interés por parte del Gobierno de mejorar las condiciones del sector. Hacienda también puede beneficiarse de la regularización de las empleadas del hogar. De hecho, la campaña llevada a cabo en marzo ha supuesto una inyección de 5,5 millones de euros mensuales al sistema en concepto de bases de cotización.
[Publicado El Correo, 26/04/2021]
Laboral
8 mayo, 2021